"(...) Al mismo tiempo, y después de un periodo en que fuimos igualmente cómplices de una especie de intoxicación lingüística, creo que por lo menos se ha abierto una puerta para que se desarrolle una nueva gramática de la decencia, de la ética, del papel del Estado, de la prensa, de la ciudadanía, de los valores colectivos en una sociedad. Y en eso todos estamos implicados.
(…)
Y eso implica intentar un regreso a la pureza de las palabras, desnudándolas de uniformes y retóricas. Precisamos de devolver a las palabras su valor real. Luchar para que ellas traduzcan lo que efectivamente quieren decir. Tenemos de cuidar de la integridad de las palabras y de su traducción en la práctica como último reducto de un pensamiento crítico, independiente y libre.
De la recuperación de esos valores depende no solo el futuro del periodismo, pero también la integridad de los valores, de los seres humanos, de nuestras sociedades y de nuestros gobernantes. “Este oficio no es para cínicos”, lo decía Kapuscinski, gran periodista polaco.
Con notables excepciones, hubo, por demasiado tiempo, McPeriodismo, periodismo low-coast, barato, despreocupado de su papel social, despreocupado de sobresaltos cívicos (...)".
Por qué callamos?
Palavras de Miguel Carvalho, jornalista, acessíveis em devidacomédia
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